“The low hanging fruit” que dicen en inglés. Es muy habitual que a lo largo de un proyecto de software haya varias dificultades o impedimentos batallando a la vez. Los problemas de comunicación son un clásico, además de los típicos de gestión como la clasificación de tareas importantes y urgentes. Los conflictos de intereses son otro clásico, porque el rol de product owner quieren una cosa, el de project manager quiere otra, los programadores quieren otra… Cuando hay demasiadas complicaciones cuesta ver la luz al final del túnel, cuesta discernir qué problemas conviene abordar primero.
¿Nos enfocamos en limar asperezas entre personas o nos ocupamos de limpiar el tablón kanban y asegurarnos que se maneja correctamente? A falta de más contexto, yo diría que lo mejor es resolver primero lo más fácil y los más objetivo. Si el kanban está hecho un desastre absoluto y la columna de WIP (work in progress) está desbordada por 10, lo mejor será empezar a ordenar y priorizar. Lo más adecuado será cuidar de la metodología de trabajo. Todo el mundo entiende que no se puede trabajar así, es una meta objetiva clara para todo el equipo. Puede que cuando la metodología se aplique correctamente se reduzcan asperezas entre personas, sin ni siquiera tener que abordar el conflicto directamente. Las metodologías bien aplicadas ayudan a resolver conflictos, sobre todo porque reducen el estress que produce el desorden y ayudan a poner foco.
La metáfora de la fruta que cuelga más baja nos recuerda que, lo lógico, es recoger primero las manzanas del arbol que alcanzamos desde el suelo, en vez de agarrar una escalera para alcanzar las que están en lo alto de la copa. Esta lógica funciona en muchos aspectos de la vida y del trabajo.